Hoy es un nuevo nacimiento: La vuelta al mundo, madre tierra, planeta que nos hospeda en el gran universo infinito.
Simplemente he decidido hacerlo, sin importar la edad, sin tener un título universitario bajo los brazos, sin tener mucho dinero, sin paralizarme por los temores, sin pensarlo demasiado! he decidido salir nuevamente de viaje, a recorrer nuevos lugares, nuevas aventuras, nuevas personas, nuevas culturas, nuevas anécdotas para contar o para recordar, nuevas sensaciones, nuevos sentimientos, nuevos descubrimientos personales, nuevas alegrías, amigos, amigas, maestros, etc.
Me voy con mi primo hermano de la vida, alta alma gemela. Hasta ahora, todo lo planeado es ir hoy a la terminal para salir directo a Tucumán, donde nos quedaremos según como se dén las cosas cuando estemos en Tucumán. Después, el resto se va a manejar de la misma manera: pues no se sabe. De a poco iré haciendo la vuelta al mundo, buscando paz, buenos valores, espiritualidad, amor y comprensión en cada ser espiritual que me cruce en los caminos del mundo. Viajar es el camino que quiere hacer mi alma, ¿tú escuchas a tu alma?
Iremos hacia arriba, hacia el norte, por Bolivia, por Perú, por Ecuador y ver si bajamos por el Río Napo hasta un tal punto en el Amazonas de Brasil, para subir a Venezuela, Colombia, para luego cruzar en algún barco de carga hasta Panamá, donde seguiremos por todos los países de centroamerica hasta méxico, donde se calcula que tal vez nos detengamos un tiempo allí para juntar dinero, aunque las cosas se pueden dar de otra manera como querer seguir sin parar, hasta USA, Canadá y Alaska. Luego, tal vez deba volver hasta Panamá para cruzar al viejo mundo, ¿será a España? Eso se verá en su momento.
Viajar es una vida llena de sorpresas, por lo que estoy sujeto a cualquier cambio que vea conveniente, siempre respetando la sanidad de las buenas y malas almas, porque todos somos buenos, sólo que algunos no lo saben, y hay que hacerselos saber. Paz, amor y felicidad.
Buen día!!! Buena tarde!!! Linda noche!!!
Es simplemente un blog, que navega o flota dentro del gigantesco mundo de la internet. Es mio, yo, quien navega o recorre el gigantesco mundo planeta tierra. "Viajar es vivir más. Todo cobra perspectiva. La realidad se ensancha y las experiencias engrandecen nuestra alma..." Me fui de viaje, y al hacerlo, me vine a mí mismo: espiritualmente, me llené de imágenes, de sentimientos, emociones, olores, colores, de gente, de cosas buenas y malas, de temores, de experiencia, de conocimientos, etc. Me vine, tuve un orgasmo con la vida..."El objetivo de Siddharta no consistió en el logro de la felicidad , sino , muy al contrario , en la liberacion del sufrimiento, de la ilusión y de la confusión". "Los primeros seres humanos que poblaron el planeta eran nómades, y si queremos atarlos para que no se vayan, tal vez los estaríamos enjaulando como a un ave, y sería muy poco saludable para su espíritu. Seguramente buscarán cómo salir volando otra vez. Éstos son los grandes viajeros y exploradores del universo, ellos han hecho un aporte de conocimiento incalculable en la historia de la humanidad, y lo siguen haciendo. Son muchísimos; cada vez más, parece; además son seres muy especiales por su misma condición de movedizos, no son extraterrestres, son más terrícolas que cualquiera porque sienten que el mundo es su casa, y lo aman."
7 jul 2011
14 jun 2011
Un adios inesperado.
Desde mi llegada a la pensión ha pasado ya un considerable tiempo, por lo que al pensar en todo lo que debo relatar me obliga a hacerlo ya sin demasiado detalle. Procedo a resumir con los aspectos y aventurillas más importantes a mi criterio.
Pasé Navidad y Año Nuevo 2011 con Sergio, un chico que conocí en la pensión. Él me invitó a pasar las fiestas con su familia una vez en Bariloche, en su barrio humilde, y otra vez en El Bolsón en el departamento de sus hermanas. La verdad es que aprendí y ví muchísimas cosas nuevas que creo que en cierta forma me han ayudado a desarrollar mis sentidos... a escuchar más, a entender otros estilos de vida como la del campo o de gente de recursos muy bajos, pero me han tratado como un rey, tal vez por mi respeto y manera de comportarme con humildad...
Comencé el 2011 trabajando por las tardes noches en una pizzería de Villa La angostura y durante el día era panfletero o Promotor de Ventas para un catamarán que llevaba turistas al Bosque de Arrayanes. En esta última me terminaron ofreciendo un depto. económico, por lo que pude irme de la pensión, donde ya el ambiente y la estadía se tornaba cada vez más incómoda, pues una vez descubrí que me habían sacado una pertenencia de mi mochila, pues no era seguro la pensión... También, debí dejar de verme con Sergio debido a que ya no era seguro estar en compañía con él, pues una vez cayó a mi depto. con un bolso de cosas que había robado en un restaurante en el que había trabajado, pero que tmb. había sido despedido o reemplazado por un ayudante de cocina con mayor experiencia. Sergio tenía familia que mantener y no conseguía trabajo, pero en mi vida no entra el robo, pues en los peores de los casos prefiero pedir ayuda. Sin pelearnos, sin nada, simplemente dejamos de vernos, yo sólo le dije que me había molestado su actitud y que además me había mentido en algun par de cosas que yo sólo me dí cuenta, en fin, decidí tomar el mejor camino sin perjudicar a nadie, mejor dicho, deje muestra de lo que uno logra procediendo de mal modo, como perder una amistad. En fin, caso cerrado.
Así pasé el verano, enero y febrero, hasta que decidí renunciar en la pizzería por cuestiones de salud, ya que había días que nos pasábamos hasta las 4 de la mañana con la producción de alimentos y sólo dormía pocas horas. Con el trabajo de panfletero me alcanzaba para vivir, pero además, logré por mi dedicación permanente y responsabilidad, que me ofrecieran un puesto mejor y pasé a una casillita sobre el muelle de donde salía el catamarán. Allí vendía los boletos y podía ahorrar más. Ahorros que me servirían para mi próximo proyecto: La vuelta al mundo.
La idea era permanecer allí en VLA hasta que algo cambiara mi destino, y fue entonces que el Volcán Puyehue estalló por aquél 6 o 7 de junio aprox. y el pueblo se lleno de cenizas, se soltó la alerta roja, se paralizaron las actividades, se cortaron luces en barrios como así también el agua, desaparecieron los turistas, desastre natural, algo inesperado asotó la comunidad, el Jardín de la Patagonia. Muchos quedaron sin actividades, y uno de ellos fuí yo, más algunas acumulaciones personales presedentes a la catástrofe, hicieron de mi partida, de vuelta a mi ciudad natal, Córdoba.
Asi que tristemente debí dar un giro en mi mente, y encarar mi proyecto de la vuelta al mundo, aunque por supuesto, ahora sería con menos dinero de los previsto, con bastante menos... Pero qué mejor aventura que ésta? las cosas pasan por alguna razón, pues a todo debemos mirarle el lado positivo y seguir adelante con esta vida llena de sorpresas, y si sientes que escaseas de sorpresas, pues anímate a vencer tus miedos y sal a dar una vuelta en busca de novedades que rompan con tu rutina diaria, semanal o mensual.
Aquí me encuentro, hoy 14 de junio, en Córdoba, esperando terminar con una cirugía que tengo que hacerme antes de partir. Es una hernea en la íngle que no me deja correr ni caminar largas distancias. Luego, al recuperarme de esta herida, procedo a partir hacia el norte, junto con mi primo Charly. Tenemos un mes en Córdoba para organizar alguna que otra cosita que salen por ansiedad de querer irnos ya!!!. Pero se hace camino al andar...
Eso fue todo, mi etapa en la Patagonia Argentina ha finalizado tristemente por lo sucedido, por todos aquellos que he dejado atrás y que me han dado lo mejor para mi bien... les deseo animos y fuerzas, todo pasa, y eso también pasará, la vida continúa, aquí y allá.
¡¡¡Fuerzas y PAZ Villa La Angostura!!!
Pasé Navidad y Año Nuevo 2011 con Sergio, un chico que conocí en la pensión. Él me invitó a pasar las fiestas con su familia una vez en Bariloche, en su barrio humilde, y otra vez en El Bolsón en el departamento de sus hermanas. La verdad es que aprendí y ví muchísimas cosas nuevas que creo que en cierta forma me han ayudado a desarrollar mis sentidos... a escuchar más, a entender otros estilos de vida como la del campo o de gente de recursos muy bajos, pero me han tratado como un rey, tal vez por mi respeto y manera de comportarme con humildad...
Comencé el 2011 trabajando por las tardes noches en una pizzería de Villa La angostura y durante el día era panfletero o Promotor de Ventas para un catamarán que llevaba turistas al Bosque de Arrayanes. En esta última me terminaron ofreciendo un depto. económico, por lo que pude irme de la pensión, donde ya el ambiente y la estadía se tornaba cada vez más incómoda, pues una vez descubrí que me habían sacado una pertenencia de mi mochila, pues no era seguro la pensión... También, debí dejar de verme con Sergio debido a que ya no era seguro estar en compañía con él, pues una vez cayó a mi depto. con un bolso de cosas que había robado en un restaurante en el que había trabajado, pero que tmb. había sido despedido o reemplazado por un ayudante de cocina con mayor experiencia. Sergio tenía familia que mantener y no conseguía trabajo, pero en mi vida no entra el robo, pues en los peores de los casos prefiero pedir ayuda. Sin pelearnos, sin nada, simplemente dejamos de vernos, yo sólo le dije que me había molestado su actitud y que además me había mentido en algun par de cosas que yo sólo me dí cuenta, en fin, decidí tomar el mejor camino sin perjudicar a nadie, mejor dicho, deje muestra de lo que uno logra procediendo de mal modo, como perder una amistad. En fin, caso cerrado.
Así pasé el verano, enero y febrero, hasta que decidí renunciar en la pizzería por cuestiones de salud, ya que había días que nos pasábamos hasta las 4 de la mañana con la producción de alimentos y sólo dormía pocas horas. Con el trabajo de panfletero me alcanzaba para vivir, pero además, logré por mi dedicación permanente y responsabilidad, que me ofrecieran un puesto mejor y pasé a una casillita sobre el muelle de donde salía el catamarán. Allí vendía los boletos y podía ahorrar más. Ahorros que me servirían para mi próximo proyecto: La vuelta al mundo.
La idea era permanecer allí en VLA hasta que algo cambiara mi destino, y fue entonces que el Volcán Puyehue estalló por aquél 6 o 7 de junio aprox. y el pueblo se lleno de cenizas, se soltó la alerta roja, se paralizaron las actividades, se cortaron luces en barrios como así también el agua, desaparecieron los turistas, desastre natural, algo inesperado asotó la comunidad, el Jardín de la Patagonia. Muchos quedaron sin actividades, y uno de ellos fuí yo, más algunas acumulaciones personales presedentes a la catástrofe, hicieron de mi partida, de vuelta a mi ciudad natal, Córdoba.
Asi que tristemente debí dar un giro en mi mente, y encarar mi proyecto de la vuelta al mundo, aunque por supuesto, ahora sería con menos dinero de los previsto, con bastante menos... Pero qué mejor aventura que ésta? las cosas pasan por alguna razón, pues a todo debemos mirarle el lado positivo y seguir adelante con esta vida llena de sorpresas, y si sientes que escaseas de sorpresas, pues anímate a vencer tus miedos y sal a dar una vuelta en busca de novedades que rompan con tu rutina diaria, semanal o mensual.
Aquí me encuentro, hoy 14 de junio, en Córdoba, esperando terminar con una cirugía que tengo que hacerme antes de partir. Es una hernea en la íngle que no me deja correr ni caminar largas distancias. Luego, al recuperarme de esta herida, procedo a partir hacia el norte, junto con mi primo Charly. Tenemos un mes en Córdoba para organizar alguna que otra cosita que salen por ansiedad de querer irnos ya!!!. Pero se hace camino al andar...
Eso fue todo, mi etapa en la Patagonia Argentina ha finalizado tristemente por lo sucedido, por todos aquellos que he dejado atrás y que me han dado lo mejor para mi bien... les deseo animos y fuerzas, todo pasa, y eso también pasará, la vida continúa, aquí y allá.
¡¡¡Fuerzas y PAZ Villa La Angostura!!!
8 abr 2011
LLegando a VLA, acomodándome, instalándome y recorriendo los días.
Llegado a Villa La Angostura, encuentro a qué camping ir y me diríjo hacia él caminando 1 km fuera de lo que vendría a ser el centro de la "aldea de montaña" (VLA). Allí, un camping elevado por la montaña, con vista a más montañas, instalo mi carpa al lado de otra carpa. De ahí, vuelvo al centro para recorrerlo un poco. Es una sola calle principal de unas 5 cuadras aproximadamente, lleno de negocios gastronómicos, de ropa, bancos, una estación de servicio, la terminal de colectivos, kioscos, paseo de artesanos, heladerías, etc.. Al finalizar paso por el supermercado y por el ciber para imprimir un par de CVs, ya que al día siguiente comenzaría a buscar trabajo, sobretodo en alguna cocina, o por qué no de mozo.
LLegada la noche, me cocino un rico arroz amarillo con cebolla cocida al fuego vivo lo que le dió un buen toque de sabor.
Al día siguiente, 17 o 18 de diciembre, bajo nuevamente al centro y lo recorro por completo entregando CVs por doquier y termino con la misma noticia de San Martín de los Andes, que no contratan gente hasta después de las fiestas o principios de enero. Sin embargo, en un restaurante con parrilla, me piden que vaya a trabajar al día siguiente para ponerme a prueba. Contento me dirijo hacia el camping para descansar.
LLegado el día de prueba, me presentan a todos los empleados y manos a la obra. Al finalizar la primer parte del día de prueba me comentan que hay un lugar, una pensión o una especie de hostal, donde se hospeda gente trabajadora, pero también aceptan mochileros que prefieren gastar poco y nada. Esa pensión, me cobraría menos que el camping si llego a pagar por mes y tendría cocina, baño y colchón bajo techo, habitación compartida.
En mi recreo, es decir, mi día laboral de prueba constaba de 4 horas de trabajo por la mañana - mediodía, y 4 horas por la tarde-noche, asi que antes de irme para el camping o hacia la pensión para averiguar mi hospedaje, un empleado del restaurante, más bien, un ayudante de mozo, de unos 20 años, escapado de la horrible situación de su barrio natal de Bs As. donde muchos de los jóvenes son dominados por la droga, por el famoso Paco, donde los tiros y los robos son parte de sus vidas diarias, me ofrece ir a su casita monoambiente para pasar el recreo. Él, sabiendo mi situación de andante solitario en busca de trabajo sin nada más que una carpa, decide ayudarme, ya que él pasó por lo mismo cuando se vino de la gran ciudad, diciendome que esa noche o las demás siguientes podría quedarme en su casa hasta que consiga algún lugar donde dormir. Pero, luego de haber escuchado todas sus anécdotas del barrio de donde él venía, como en las que salía a robar negocios con mano armada, o con amigos que tenían revólveres, me causa un no se qué, un cierto temor a aceptar su invitación, por lo que le respondo por medio de esquivas, con un "seguí participando", o mejor dicho con un "seguí esperando tu respuesta": no fue de mayor importancia.
Estando en su ranchito, en el barrio más pobre de VLA, barrio el Mallín, aparece un amigo de él muy acaloradamente y atolondradamente entrando por la puerta sin llave y destartalada. Saca una bolsita con cocaína y le da un respiro, un "saque", un "tiro" y se lo pasa a mi compañero de trabajo, quién luego de inhalar por su naríz me pregunta si yo deseo y le respondo con un no gracias, por lo que ante mi rechazo se vuelve a inhalar otra línea más. Así siguen tomando entre los dos y yo me despido diciendo:
- Nos vemos en el trabajo, voy a pasar antes por la pensión a averiguar...
Nos reencontramos en el trabajo, él totalmente duro como una piedra, pero con la chispita de la viveza jodida de barrios tumbas que se encuentran en Bs As., la piloteaba a su manera. Había dejado el Paco, pero no podía con la cocaína, aunque demostraba al mismo tiempo querer rescatarse, progresar y vivir una vida tranquila, por ello el motivo de su escape a las montañas, al "Jardín de la Patagonia Argentina", Villa La Angostura.
Al finalizar mi día laboral, mi día de prueba, me llama el dueño, una persona no muy alta ni muy baja, con bigotes y canas, con buena pansa de asado y alcohol, y con voz quebrada:
Dueño:- Vos me mentiste a mí...
Yo:- ¿cómo?... - Le digo, pensando dentro mío que sí, le había mentido, pues para entrar a trabajar en un lugar como esos, sin tener demasiada experiencia, pues yo sólo cuento con la mínima, hacía falta mentir un poco, aunque yo estaba convencido de que con sólo ese día no podía comprobarlo, ya que al ser aún temporada baja, no húbo mucho trabajo, sino que solamente llenar o completar algunos preparativos conocido como "mise en place" en el ámbito gastronómico.
Dueño:- Si, vos me dijiste que emplatabas platos y me mentiste...
Yo:- No, si yo he emplatado, no le mentí eh? allá en Córdoba emplataba platos en un restaurante fino... - me defiendo con la verdad, pues sí he emplatado alguna vez allá en Córdoba.
Dueño:- Bueno nose, toma 80 $ por el día de hoy y ahora ella (la encargada de cocina) te va a explicar.
Yo:- Bueno gracias.
Eso fue todo, me dieron salida, pero mucho no me importo, no me sentía cómodo y además, tenía otro día de prueba en otro restaurante de la zona, que me habían llamado durante mi recreo de ese día, pero eso ya era para dentro de dos días. Contento con mis 80 $, y sin haber gastado en nada, ya que comí en el restaurante, me dirigí hacia la pensión para averiguar.
Justo donde me habían indicado dónde era, me encuentro con un flaquito que fumaba un cigarrillo bajo la oscura y desierta noche en VLA, justo al toque de la terminal de colectivos, donde nos separa el Paseo de Artesanos. Él luce ser una persona humilde, de barrios humildes, y decido hablarle:
Yo:- hola... disculpa una pregunta, estoy buscando la pensión de María Andrade...
Flaquito:- Acá... ahí mirá...
Yo:- Esta casa de acá?
Flaquito:- Sí mira... por acá se ingresa, vení.
Así me acompaña hasta la puerta, él ingresa y sigue de largo hasta desaparecer por la otra habitación, de donde venían reflejos de un televisor y sus sonidos emitidos. Yo quedo estancado en la puerta, mirando ahora cómo se me acerca la dueña, María Andrade. Una señora con sus buenos años trabajando de lo mismo, de su pensión y de cocinera para los que allí se hospedan. Es más bien bajita y gordita, cachetona con unos ojos profundos y fuertes, que me causan una sensacíon de que es una persona muy luchadora:
María:- Hola.
Yo:- hola qué tal? vengo de parte de Laura, una encargada de cocina del restaurante Pabillón, me dijo que acá reciben gente y vengo averiguar bien cómo es, yo estoy buscando trabajo para la temporada y por el momento estoy parando en un camping...
María:- aja? de dónde sos vos?
Yo:- de Córdoba.
María:- aahh, y ya tenés trabajo?
Yo:- mmm me andan probando...
María:- bueno, pero si te quedas algo seguro conseguís... 600 $ al mes te sale...
Me habían dicho 500 $ al mes, por lo que al escuchar los 100 $ de más, bajo un poco la mirada y muy educadamente le digo:
Yo:- ahh, Laura me dijo que 500 $, por eso venía, pero bueno, dejame que voy a ir a averiguar en otro lado donde también me dijeron que cobraban 500 $ al mes y cualquier cosa vuelvo, sucede que ando medio medio...
María:- dale, 500 $ al mes te cobro.
Pues al día siguiente, levanto campamento y me dirijo hacia la pensión, pues me salía bastante más barato que el camping, dormía sobre colchón, sin frío, y todo me quedaba cerca a tan sólo pocas cuadras. Me acomodan en una habitación compartida, en la que sólo me encuentro compartiéndola con el flaquito que encontré la noche anterior, el mismo que me guió hacia la pensión.
LLegada la noche, me cocino un rico arroz amarillo con cebolla cocida al fuego vivo lo que le dió un buen toque de sabor.
Al día siguiente, 17 o 18 de diciembre, bajo nuevamente al centro y lo recorro por completo entregando CVs por doquier y termino con la misma noticia de San Martín de los Andes, que no contratan gente hasta después de las fiestas o principios de enero. Sin embargo, en un restaurante con parrilla, me piden que vaya a trabajar al día siguiente para ponerme a prueba. Contento me dirijo hacia el camping para descansar.
LLegado el día de prueba, me presentan a todos los empleados y manos a la obra. Al finalizar la primer parte del día de prueba me comentan que hay un lugar, una pensión o una especie de hostal, donde se hospeda gente trabajadora, pero también aceptan mochileros que prefieren gastar poco y nada. Esa pensión, me cobraría menos que el camping si llego a pagar por mes y tendría cocina, baño y colchón bajo techo, habitación compartida.
En mi recreo, es decir, mi día laboral de prueba constaba de 4 horas de trabajo por la mañana - mediodía, y 4 horas por la tarde-noche, asi que antes de irme para el camping o hacia la pensión para averiguar mi hospedaje, un empleado del restaurante, más bien, un ayudante de mozo, de unos 20 años, escapado de la horrible situación de su barrio natal de Bs As. donde muchos de los jóvenes son dominados por la droga, por el famoso Paco, donde los tiros y los robos son parte de sus vidas diarias, me ofrece ir a su casita monoambiente para pasar el recreo. Él, sabiendo mi situación de andante solitario en busca de trabajo sin nada más que una carpa, decide ayudarme, ya que él pasó por lo mismo cuando se vino de la gran ciudad, diciendome que esa noche o las demás siguientes podría quedarme en su casa hasta que consiga algún lugar donde dormir. Pero, luego de haber escuchado todas sus anécdotas del barrio de donde él venía, como en las que salía a robar negocios con mano armada, o con amigos que tenían revólveres, me causa un no se qué, un cierto temor a aceptar su invitación, por lo que le respondo por medio de esquivas, con un "seguí participando", o mejor dicho con un "seguí esperando tu respuesta": no fue de mayor importancia.
Estando en su ranchito, en el barrio más pobre de VLA, barrio el Mallín, aparece un amigo de él muy acaloradamente y atolondradamente entrando por la puerta sin llave y destartalada. Saca una bolsita con cocaína y le da un respiro, un "saque", un "tiro" y se lo pasa a mi compañero de trabajo, quién luego de inhalar por su naríz me pregunta si yo deseo y le respondo con un no gracias, por lo que ante mi rechazo se vuelve a inhalar otra línea más. Así siguen tomando entre los dos y yo me despido diciendo:
- Nos vemos en el trabajo, voy a pasar antes por la pensión a averiguar...
Nos reencontramos en el trabajo, él totalmente duro como una piedra, pero con la chispita de la viveza jodida de barrios tumbas que se encuentran en Bs As., la piloteaba a su manera. Había dejado el Paco, pero no podía con la cocaína, aunque demostraba al mismo tiempo querer rescatarse, progresar y vivir una vida tranquila, por ello el motivo de su escape a las montañas, al "Jardín de la Patagonia Argentina", Villa La Angostura.
Al finalizar mi día laboral, mi día de prueba, me llama el dueño, una persona no muy alta ni muy baja, con bigotes y canas, con buena pansa de asado y alcohol, y con voz quebrada:
Dueño:- Vos me mentiste a mí...
Yo:- ¿cómo?... - Le digo, pensando dentro mío que sí, le había mentido, pues para entrar a trabajar en un lugar como esos, sin tener demasiada experiencia, pues yo sólo cuento con la mínima, hacía falta mentir un poco, aunque yo estaba convencido de que con sólo ese día no podía comprobarlo, ya que al ser aún temporada baja, no húbo mucho trabajo, sino que solamente llenar o completar algunos preparativos conocido como "mise en place" en el ámbito gastronómico.
Dueño:- Si, vos me dijiste que emplatabas platos y me mentiste...
Yo:- No, si yo he emplatado, no le mentí eh? allá en Córdoba emplataba platos en un restaurante fino... - me defiendo con la verdad, pues sí he emplatado alguna vez allá en Córdoba.
Dueño:- Bueno nose, toma 80 $ por el día de hoy y ahora ella (la encargada de cocina) te va a explicar.
Yo:- Bueno gracias.
Eso fue todo, me dieron salida, pero mucho no me importo, no me sentía cómodo y además, tenía otro día de prueba en otro restaurante de la zona, que me habían llamado durante mi recreo de ese día, pero eso ya era para dentro de dos días. Contento con mis 80 $, y sin haber gastado en nada, ya que comí en el restaurante, me dirigí hacia la pensión para averiguar.
Justo donde me habían indicado dónde era, me encuentro con un flaquito que fumaba un cigarrillo bajo la oscura y desierta noche en VLA, justo al toque de la terminal de colectivos, donde nos separa el Paseo de Artesanos. Él luce ser una persona humilde, de barrios humildes, y decido hablarle:
Yo:- hola... disculpa una pregunta, estoy buscando la pensión de María Andrade...
Flaquito:- Acá... ahí mirá...
Yo:- Esta casa de acá?
Flaquito:- Sí mira... por acá se ingresa, vení.
Así me acompaña hasta la puerta, él ingresa y sigue de largo hasta desaparecer por la otra habitación, de donde venían reflejos de un televisor y sus sonidos emitidos. Yo quedo estancado en la puerta, mirando ahora cómo se me acerca la dueña, María Andrade. Una señora con sus buenos años trabajando de lo mismo, de su pensión y de cocinera para los que allí se hospedan. Es más bien bajita y gordita, cachetona con unos ojos profundos y fuertes, que me causan una sensacíon de que es una persona muy luchadora:
María:- Hola.
Yo:- hola qué tal? vengo de parte de Laura, una encargada de cocina del restaurante Pabillón, me dijo que acá reciben gente y vengo averiguar bien cómo es, yo estoy buscando trabajo para la temporada y por el momento estoy parando en un camping...
María:- aja? de dónde sos vos?
Yo:- de Córdoba.
María:- aahh, y ya tenés trabajo?
Yo:- mmm me andan probando...
María:- bueno, pero si te quedas algo seguro conseguís... 600 $ al mes te sale...
Me habían dicho 500 $ al mes, por lo que al escuchar los 100 $ de más, bajo un poco la mirada y muy educadamente le digo:
Yo:- ahh, Laura me dijo que 500 $, por eso venía, pero bueno, dejame que voy a ir a averiguar en otro lado donde también me dijeron que cobraban 500 $ al mes y cualquier cosa vuelvo, sucede que ando medio medio...
María:- dale, 500 $ al mes te cobro.
Pues al día siguiente, levanto campamento y me dirijo hacia la pensión, pues me salía bastante más barato que el camping, dormía sobre colchón, sin frío, y todo me quedaba cerca a tan sólo pocas cuadras. Me acomodan en una habitación compartida, en la que sólo me encuentro compartiéndola con el flaquito que encontré la noche anterior, el mismo que me guió hacia la pensión.
Reflexión del viajero aventurero Herman Zapp.
Antes de emprender el viaje pensábamos que nuestro pequeño mundo era todo lo que existía y nos sentíamos muy bien en él, pero viajando nos damos cuenta de cuán equivocados estábamos. Nos rodeábamos sólo de aquellas personas de nuestro mismo nivel, educación, religión y cultura, nos cerrábamos a los demás, a los otros, a los diferentes. Solíamos rechazar a la gente que no opinaba lo mismo que nosotros e incluso nos llegamos a burlar de quien vestía diferente.
En cambio, al iniciar el viaje nos dimos cuenta de cuán poco habíamos crecido hasta entonces y de cuánto nos falta aprender aún. Pero algo ya sabemos: la igualdad idiotiza mientras que la diversidad culturiza. Estamos todos juntos en este mundo para que nos relacionemos, compartamos, convivamos y nos ayudemos unos a los otros y no para que cada uno se interese sólo por su vida, su familia, sus intereses, sus adquisiciones, sus necesidades, sus sentimientos... Hasta suenan aburridos tantos "sus".
Si vemos más allá de nuestros "mis", seremos felices en conjunto y no existe más grande felicidad que cuando la podemos compartir a corazón abierto, sin traba alguna. Es hermoso alegrarse por la felicidad ajena, sin envidias, como nos ocurrió hoy. Y más alegría uno siente cuando forma parte de esa felicidad, cuando ayuda de alguna forma, como por ejemplo, con un consejo oportuno o con un tiempo dedicado.
Hay miles de personas que antes para nosotros no existían; miles de sueños todavía sin cumplir; diferentes tipos de culturas; de miedos; de pensamientos; de vidas; de modos de diversión... Uno no se da cuenta de esta diversidad porque está rodeado de aquella gente que ha elegido para conformar su pequeño mundo, un mundo que se achica con los años a pesar de estar inserto en un universo gigantesco que se agranda.
Por eso, nosotros ahora aprovechamosy nos sentamos con quien nunca nos habíamos sentado, hablamos, disfrutamos y aprendemos de él sin sentirnos ni superiores ni inferiores, sino felices. ¡Hay tanto para ver y tan ciegos estábamos! Hoy aprendemos del más pobre, del más rico, del artesano, del mecánico, de todos.
En cambio, al iniciar el viaje nos dimos cuenta de cuán poco habíamos crecido hasta entonces y de cuánto nos falta aprender aún. Pero algo ya sabemos: la igualdad idiotiza mientras que la diversidad culturiza. Estamos todos juntos en este mundo para que nos relacionemos, compartamos, convivamos y nos ayudemos unos a los otros y no para que cada uno se interese sólo por su vida, su familia, sus intereses, sus adquisiciones, sus necesidades, sus sentimientos... Hasta suenan aburridos tantos "sus".
Si vemos más allá de nuestros "mis", seremos felices en conjunto y no existe más grande felicidad que cuando la podemos compartir a corazón abierto, sin traba alguna. Es hermoso alegrarse por la felicidad ajena, sin envidias, como nos ocurrió hoy. Y más alegría uno siente cuando forma parte de esa felicidad, cuando ayuda de alguna forma, como por ejemplo, con un consejo oportuno o con un tiempo dedicado.
Hay miles de personas que antes para nosotros no existían; miles de sueños todavía sin cumplir; diferentes tipos de culturas; de miedos; de pensamientos; de vidas; de modos de diversión... Uno no se da cuenta de esta diversidad porque está rodeado de aquella gente que ha elegido para conformar su pequeño mundo, un mundo que se achica con los años a pesar de estar inserto en un universo gigantesco que se agranda.
Por eso, nosotros ahora aprovechamosy nos sentamos con quien nunca nos habíamos sentado, hablamos, disfrutamos y aprendemos de él sin sentirnos ni superiores ni inferiores, sino felices. ¡Hay tanto para ver y tan ciegos estábamos! Hoy aprendemos del más pobre, del más rico, del artesano, del mecánico, de todos.
6 abr 2011
Texto extraído del libro ATRAPA TU SUEÑO, de Candelaria y Herman Zapp.
"Hasta hace muy pocos miles de años toda la humanidad era nómada. Esto fue así hasta que a un hombre se le ocurrió ser sedentario. A los demás les pareció que estaba loco, ¿cómo dejaría de ser nómade? ¿renunciaría a conocer nuevos lugares, nuevos horizontes?, ¿abandonaría la aventura de conocer a otros pueblos?, ¿comer distintas frutas y animales? A pesar de las preguntas de los demás, se quedó eligiendo despertar todas las mañanas de su vida en un mismo lugar. Sembró y cosechó, sus animales procrearon y ya no necesitó de la caza, él solo se podía alimentar... Al tiempo, otros hombres se le sumaron y cuando fueron muchos ya nadie los consideró locos. Pero aparecieron otras dificultades: por empezar, no todos tenían acceso al agua y los que sí, podían tener más animales y mejores cosechas. Esto creó la diferencia entre ricos y pobres. Entonces la tierra se convirtió en tema de disputa, y la gente salió a buscar otras. Así se formaron más pueblos: los que tenían éxito de cosechas o de almacenajes se extendían y esto trajo recelos y guerras. Y para las guerras se precisaban soldados y alguien que los dirigiera: pues de este modo surgieron, de entre los más ricos, los reyes, quienes para dominar a sus pueblos se definían como sus protectores. A ellos debían ir las cosechas y ganancias, porque necesitaban mantener los ejércitos y construir sus castillos y murallas. Pero ¿por qué las murallas del castillo no protegían a las casas de quienes pagaban esos impuestos? ¿Y por qué, si el ejército estaba para defender al pueblo, el rey lo usaba para cobrar los impuestos que eran cada vez más altos? Pasaron más años y surgieron más interrogantes. Y así llegamos al siglo XXI... nada ha cambiado, salvo que a un hombre se le ocurrió ser nómade. A los demás les pareció que estaba loco: ¿cómo dejaría de ser sedentario como lo eran todos? ¿Dejaría de vivir en la misma casa para ir a lo desconocido?, ¿renunciaría a ver a las mismas personas de siempre?, ¿comería frutos y animales extraños? A pesar de las preguntas, igual ese "loco" se fue y comenzó su vida en un mundo nuevo..."
5 abr 2011
Atrapa tu sueño, de Candelaria y Herman Zapp.
Todos tenemos sueños, absolutamente todos. No ir por ellos es no ir por la vida.
"Atrapa tu Sueño" “Spark your Dream” es un libro ideal para inspirar a cualquier persona a realizar sus sueños.
El proyecto pintaba delirante (y en realidad, lo era). "Están muy, pero muy locos", les decían. Pero ellos tenían un viejo sueño y creían que "cualquier sueño se puede cumplir, si algún día se empieza"...¿Exceso de optimismo, una pizca de irresponsabilidad? Puede ser...
Renée Salas, Revista Sophia, Argentina, Abril 2004
Sin duda el viaje encarna el sueño irrealizado de muchos de nosotros, que vemos pasar los años y escapar las oportunidades, por una u otra razón…. No sería descabellado pensar en esta historia como un cuento de Hadas. Tal vez estén siendo ayudados por Peter Pan, aquel que conservó su corazón de niño para siempre. Tal vez el camino que estén recorriendo los lleve a Neverland, la tierra del Nunca Jamás donde se viven las más sabrosas aventuras
Revista La Luneta, Club de Amigos de Automóviles Antiguos, Noviembre 2002, Arg.
"Atrapa tu Sueño" “Spark your Dream” es un libro ideal para inspirar a cualquier persona a realizar sus sueños.
El proyecto pintaba delirante (y en realidad, lo era). "Están muy, pero muy locos", les decían. Pero ellos tenían un viejo sueño y creían que "cualquier sueño se puede cumplir, si algún día se empieza"...¿Exceso de optimismo, una pizca de irresponsabilidad? Puede ser...
Renée Salas, Revista Sophia, Argentina, Abril 2004
Sin duda el viaje encarna el sueño irrealizado de muchos de nosotros, que vemos pasar los años y escapar las oportunidades, por una u otra razón…. No sería descabellado pensar en esta historia como un cuento de Hadas. Tal vez estén siendo ayudados por Peter Pan, aquel que conservó su corazón de niño para siempre. Tal vez el camino que estén recorriendo los lleve a Neverland, la tierra del Nunca Jamás donde se viven las más sabrosas aventuras
Revista La Luneta, Club de Amigos de Automóviles Antiguos, Noviembre 2002, Arg.
Herman Zapp. Cantidad.
"Cuanto más posees, más problemas tienes. Si andas liviano, andas con libertad... la vida no es eterna y nada te pertenece eternamente... la vida es un viaje y todos estamos de paso".
Herman Zapp.
"... hasta que me di cuenta de que llenándome de tareas laborales lo que en realidad hacía era apabullarme y esquivar el sentido de la vida... la vida no se basa sólo en estar ocupado y lograr más y más". por Herman Zapp.
Herman Zapp aconseja oír al corazón.
"...si dejas que tu corazón te guíe, nunca estarás en el camino equivocado. Escúchalo siempre. Él mejor que nadie sabe qué está bien y qué está mal, él sabe de sueños, de amor... Síguelo, no dejes que tu mente, influida por los mandatos de otros, te reine. La mente fría piensa, en cambio tu cálido corazón siente". por Herman Zapp.
2 abr 2011
De SM de los Andes a Villa La Angostura. Camino de los 7 Lagos.
Comencé caminando, y habré hecho 1 km junto con el peso de la mochila, la carpa y una bolsa con viveres por si me tocara cocinar a la deriva y pasar una noche en la montaña. También llevaba una school-mochi colgada en el pecho: boludeces.
Hice dedo unas cuantas y pocas veces, y decidí no caminar más, primero porque no aguantaba el peso y segundo para no alejarme tanto de San Martín, ya que por ese tramo de la ruta y según todo lo que había visto desde el mirador, no había espacio alguno para acampar, pero como era de esperar, un treinta-añero de Buenos Aires frenó su vehículo alquilado en San Martín y alzó mi cuerpo. Como pude metí todas las cosas en el asiento trasero y así tuve mi primer aventura a dedo. Habrán sido unos 20 minutos de viaje, comentándonos un poco del presente de nuestras vidas:
El:- ¿Para dónde vas? yo voy hasta el cruce con chapelco, por ahí cerca... hasta ahí te alcanzo.
Yo:- Si buenísimo, me viene bárbaro, permiso... muchas gracias eh? no podía más.
El:- Y hay que andar con poco peso para andar de mochilero.
Yo:- Si pasa que soy artesano, hago estas cosas para sustentar mi economía.- Le digo señalando las dos pulseras que tengo en mi muñeca izquierda-. Más la ropa y el frío que hace a la noche, no se, todo suma, capaz que me falta un poco más de estado.- Bromeo un poco en serio.
Así fuimos charlando, me comentó que había conocido unos mochileros así como yo, que habían salido de Mar del Plata hacia el sur y que se terminaron quedando, en Bariloche. Yo le conte un poco mis planes, planes que aún no estaban bien definidos, asi que le dije que sólo andaba conociendo y buscando trabajo para la temporada de verano y él medijo que había salido de Bs. As. hasta acá para ver un terreno que quería comprar, entonces a cada ratos, en la ruta, frenaba y sacaba algunas fotos de los paisajes, donde algunas de esas bellísimas imágenes se componían por pequeñas tribus de los indios mapuches. Le llevaría las fotos a su mujer que se quedó en Bs. As. para mostrarle un poco la zona del terreno que comprarían, si no recuerdo bien les salía 80.000 pesos. Y yo también aprovechaba y me bajaba a capturar imágenes con mi cámara.
Luego, nos despedimos y nuevamente me encontré sólo sobre la ruta, ya con espacios para poder acampar, pero como aún era temprano seguí haciendo dedo mientras que seguía caminando. Iba por la ruta, en medio de plenas montañas y un silencio natural espectacular, una vegetación que imponía su respeto en el silencio. Pasé al lado de gente trabajando en la ruta, me saludaron y los saludé, y seguí caminando dejando atrás esos hombres trabajando y de nuevo sólo, con sed y un poco de hambre. Decidí parar en una cascadita, donde cargué mi botella de plástico y le di unos buenos tragos al agua fresca de montaña, ¿habrá sido nieve derretida que caía desde la punta de la montaña o simplemente una vertiente?. Allí descanse un poco, y hasta allí ningun auto de los que pasó me levantó. Ya había analizado zonas para acampar por si acaso, pero luego pasó un sheep viejo muy lindo, con un señor que trabajaba en la zona, como peón de un establecimiento turístico metido por una de las tantas montañas. El me levantó y fuimos escuchando música de campo, me comentó de las nevadas de la zona, me recomendó que tenga mucho cuidado, que no sea inútil, que viajar sólo podría ser muy peligroso y más aún en la manera que lo estaba haciendo yo. Su hijo solía hacer lo mismo que yo, pues noté claramente que le hacía recordar a su hijo. El es del norte del país, de Formosa, pero hacía ya varios años que trabaja en la Patagonia Argentina, y su hijo no recuerdo donde se encontraba, pero estaba vivo y coleando.
El hombre me dejó en un bellísimo lago, de los tantos lagos que hay por ese Camino de los 7 Lagos, donde decidí pasar la noche allí para volver a salir el día siguiente. Era casi el mediodía, instale campamento en un gran descampado conocido como camping libre y gratuito del Lago Felkner. Me cociné un rico arroz con palos y trozos de ramas que encontré por la zona que llevaban el fuego a tocar la cacerolita que llevaba conmigo. Luego, pase el resto del día junto con Soma, donde luego de caminar e inspeccionar todo el lugar, el amplio lugar rodeado de montañas aquí y más allá, y aquél tremendo lago azul, brilloso y claro que me hacía pensar mucho en el ser humano y el daño que hacemos con las ciudades, y demás actos crueles sin amor a la naturaleza. En mi inspección del terreno llegué a un lugar muy confortable para mis sentidos, allí conocía una lagartija, aunque ya había visto bastantes, ésta fue la afortunada de sentir mi presencia somática. Pues, al no tener nada para hacer, y estar rodeado de nada más y nada menos que naturaleza patagonica, decidí agasajarla y sacarle fotos. No recuerdo bien cuánto tiempo estuve con ella, pero calculo mas o menos, intentando evitar la exageración, unas 3 o 4 horas. Tanto que hasta quise ser ella y vivir ahí mismo, en ese árbol caído al lado del lago. Al principio mi presencia la perturbó y se escondía o desaparecía entre los huecos de los troncos, pero yo en silencio y sin moverme provocó nuevamente la salidad de la pequeña Elliot, así la bauticé, por que para mí fue única por el momento único. Siento que tuve todo el tiempo del mundo para dedicarlo solamente a la contemplación de un animalito silvestre. Hasta me hizo acordar a la película Avatar, en la que los hombres, o avatares, se conectan con los animales de la selva de una manera distina a como cuando entra el pene del hombre en la vagina de la mujer, pero mas o menos por ahí anda, ese sentimiento de compenetrarse en el otro y ver su interior, el recorrido de su sangre, sus respiraciones constantes; amor, comprensión y demás sentimientos que te activan el cerebro o la lucidéz del estar vivo.
Bajo los rayos del sol, que ingería mi piel constantemente, le sacaba fotos a Elliot desde una distancia considerable para no espantarla, pero a medida que pasaba el tiempo es como que sentía que entre ambos agarrábamos confianza, yo para no asustarla ni molestarla y ella, o él, la verdad es que por su tamaño me daba la idea de que era un macho (Elliot), pero por ser la nomicación "lagartija" femenino prefiero también decirle "ella". Ella comenzaba a ver o notar que mi presencia no era de causarle ningún daño, ni cazador ni malvado, sólo le sacaba fotos y cada vez con menor distancia hasta que llegué a poner la cámara a unos 5 cm o 10 cm de Elliot. Fueron muchas las sensaciones que sentí en esa experiencia maravilloso, que alimento mi alma, la despertó o la sacó de la furia inmunda del sistema capitalista, de los que nos gobiernan, de los que son explotados, de los pobres maltratados por sus gobiernos millonarios, etc. Me animo a decir que esa pequeña lagartija no sólo salía a cazar alguna polilla o mosquita que andaba por ahí, sino que también me daba lecciones de lo que es la vida del ser vivo en general, de lo que es la vida en el planeta tierra fuera los ataques monstruosos del ser humano con toda su contaminación provocada por ejemplo el mismo detalle de fumar cigarrillos lastimándose a uno mismo, por ese maldito invento, que por detrás de todo el dueño de la tabacalera se encuentra... no se como se encuentra, pero ¿qué clase de ser humano es?.
En fin, al caer la noche, volví a cocinarme arroz, encendí mi último cigarrillo del día, agasaje el espectáculo nocturno del cielo un buen rato y me metí en la carpa a dormir, vestido y tapado hasta por las entrañas. Y sí, mi idea es dejar de fumar, y cuántos más como yo estan atrapados por el cigarrillo, por eso: ¿qué clase de ser humano es aquel que se enriquece gastando la salud de sus hermanos que somos, o deberíamos ser como Elliot? simplemente animalitos alimentados por el puto poder maldito y las infecciosas industrias y demás maldades del mundo.
Al día siguiente, cuando el sol comenzó a calentar la carpa y hacer de ella un pequeño hornito por la cantidad de ropa que tenía ensima, comencé a levantar campamento. Una vez todo listo para partir a la ruta nuevamente, me preparé el desayuno: arroz con leche (en polvo) muy dulce, muuuuy dulce que lo tuve que tragar a la fuerza. Pues no fue un invento muy agradable, ya que nunca había hecho ese alimento, pero me iba a dar un poco de fuerzas para seguir andando.
Así llegué a la ruta, lavé mis cosas en una cascada que había y llené mi botella vacía con agua natural fresca!. No hice ni 10 cuadras que me pasó un auto bastante rápido por el lado derecho mío, ya que yo iba de espaldas haciendo dedo, y que al rato vuelve sólo para levantarme a mí. Era un matrimonio, dos médicos del Perú, que se encontraban vacacionando, recorriendo un poco la Patagonia Argentina. Me imaginé que cuando me habían pasado, durante ese breve tiempito que siguieron de largo, habían discutido entre ellos de levantarme o no, y por lo que mas tarde noté, por la simpatía de la mujer conmigo, pensé que había sido ella la responsable de hacer que me levantaran, pues él, que conducía, no era muy amigable, aunque con el pasar de los minutos se iba soltando más y agarrando confianza conmigo, como asi yo también con él. Uno por ahí siente miedo de las demás personas que no conoce, pero al vencer esos miedos y adentrarte a la otra persona, así como hice con la lagartija y como el peruano hizo con este mochilero entre otras cosas, uno comienza a darse cuenta que la gente es buena, a pesar de esa maldición del ser humano que por un lado u otro siempre descarga alguna maldad, inconsciente o conscientemente.
No fue nada del otro mundo, fue una historia más de gente que levanta mochileros a dedo. Me preguntaron de mi vida, de mis planes a futuro, de la vida y me comentaron de ellos mismos más alguna preguntilla mía. Fue un ir y venir, una conversación donde uno se interesaba en la vida del otro. Los dos eran médicos, y recuerdo que ella me decía que tuvo como 10 años para recibirse de médica y que mucho no le gustaba, pero que debía finalizar sus estudios para defenderse económicamente en la vida, sobretodo en Perú donde por aquél entonces todo era muy complicado si no tenías estudios. Ella, intrigada, me preguntaba de mis estudios, de mis planes a futuro, etc:
Peruana:- ¿Tu has estudiado algo?
Yo:- Si, pero no acabé ninguna de las carreras, hice hasta tercero de comunicación audiovisual de cuatro años y hasta primero de Profesional Gastronómico de dos años. Ambas fueron abandonadas por motivos de viaje, y la segunda fue estudiada por el mismo motivo de viajar, para tener salidas laboral en cualquier parte del mundo, ya que todos nos alimentamos, ¿no?
Peruana:- ahh, claro claro... Entonces tu te encuentras bien digamos, no tienes problemas por ejemplo de querer vivir acompañado de una mujer, enamorarte y tener hijos, más deberías para ello tener fondos económicos interesantes, para la educación de tus hijos, para el mantenimiento de sus vidas, para esto y aquello pues... digamnos, tu estas bien, te sientes feliz con tu vida de viajero soltero... eres de esos viajeros! como el Che Guevara!.- Al compararme con el Che, ríe.
Yo:- Si... yo estoy bien ahora con la vida que llevo, hoy por hoy siento que lo mío es viajar, o internarme en distintas culturas, conocer, aprender, entrar en la gente, a mi todas esas cosas me llenan, la rutina y el no saber que hacer por ahí me cansan un poco o me aburren y entonces tengo días en que mi alma explota y pide a gritos un viaje...- Soy interrumpido por la peruana.
Peruana:- Esta bien, claro, eso se entiende, pero ¿tu no piensas en el futuro? ¿Cómo vas hacer si te enamoras y quieres tener hijos o simplemente te llega un hijo y no tienes fondos económicos para sustentarte? es decir, vas a tener que dejar esa misma alma que te pide a gritos un viaje, en algun trabajo o en dos! vas a tener que trabajar el doble o en trabajos que requieran mucho esfuerzo, pues sin un título todo es muy complicado... yo te digo esto por que en Perú se ve mucho y hasta hay gente que ni siquiera tienen trabajo y no tienen qué comer...
Yo:- Si bueno acá no es muy diferente tampoco, si se van al norte van a ver alguna historia similar, también en las grandes ciudades, los robos que hay y todo eso. Yo igual todavía soy muy joven, soltero y con muchísimas ganas de viajar, eso es lo que me esta tocando ahora. Con el tiempo se irá viendo, tampoco soy un irresponsable y un ciego al futuro, de vez en cuando le hecho un ojo al mañana, pero al hacer esto que estoy haciendo, el dejar todo lo que siempre tuve, familia, amigos, todo, es como que pierdo un poco el miedo al futuro. Esto me llena y me gusta.
Peruana:- Bueno igual acá en Argentina se puede progresar si uno trabaja, en Perú es muy difícil... Igual creo que para lo que tú haces sos de esas personas que se mueven bien solos, que prefieren estar solos y son felices así verdad?
Yo:- mmm no (río un poco) bueno un poco sí, pero creo que como cualquier ser humano siempre hace falta una buena compañia al lado, nose, uno también acepta lo que le va tocando, hay momentos para todo también (río simpáticamente)...
Y al instante la conversación se interrumpe por el Peruano que venía conduciendo al tanto de la conversación y nos dice que vamos a parar un rato en un lago. Allí, había un rancho muy rústico característico de los Mapuches, donde vendían como para tomar la merienda o alguna picada, con elaboraciones propias de ahí. Me invitaron una rica picada y un café, nos sacamos unas fotos y luego de un rato partimos rumbo a Villa La Angostura por un buen tramo de ripio. De ahí en más, la charla ya fue en torno a los paisajes y algunas pequeñas discusiones huevonas que se hacían entre ellos, como la devolución del carro alquilado, la hora de salida que tenían para el día siguiente, etc. Yo iba en silencio, pensando un poco en la charla anterior que había tenido con la señora, por lo que me faltó agregar que ellas me había demostrado que se sentía un poco arrepentida por su elección de vida como médica, pero que si no fuese por ello no podría haber charlado conmigo en la Patagonia Argentina, ya que no hubiese podido venir, por ejemplo. Además, también formaron parte de mis pensamientos Villa La Angostura misma, cómo sería mi llegada, adónde iría al llegar, cómo sería esa calle de 5 cuadras sin nada que me había mencionado el hombre del restaurante en mi última entrevista en San Martín de los Andes.
Cuando llegamos a Villa La Angostura (VLA), me dejan al lado de información turística, para yo averiguar los campings de la zona, y me dajan sus datos del Perú para que vaya a visitarlos por si alguna vez llego a pasar por allí, que no recuerdo bien donde o qé parte de Perú era, sí que era sobre el mar, pero por ahí tengo el papelito guardado. Nos despedimos con un abrazo y un beso.
Hice dedo unas cuantas y pocas veces, y decidí no caminar más, primero porque no aguantaba el peso y segundo para no alejarme tanto de San Martín, ya que por ese tramo de la ruta y según todo lo que había visto desde el mirador, no había espacio alguno para acampar, pero como era de esperar, un treinta-añero de Buenos Aires frenó su vehículo alquilado en San Martín y alzó mi cuerpo. Como pude metí todas las cosas en el asiento trasero y así tuve mi primer aventura a dedo. Habrán sido unos 20 minutos de viaje, comentándonos un poco del presente de nuestras vidas:
El:- ¿Para dónde vas? yo voy hasta el cruce con chapelco, por ahí cerca... hasta ahí te alcanzo.
Yo:- Si buenísimo, me viene bárbaro, permiso... muchas gracias eh? no podía más.
El:- Y hay que andar con poco peso para andar de mochilero.
Yo:- Si pasa que soy artesano, hago estas cosas para sustentar mi economía.- Le digo señalando las dos pulseras que tengo en mi muñeca izquierda-. Más la ropa y el frío que hace a la noche, no se, todo suma, capaz que me falta un poco más de estado.- Bromeo un poco en serio.
Así fuimos charlando, me comentó que había conocido unos mochileros así como yo, que habían salido de Mar del Plata hacia el sur y que se terminaron quedando, en Bariloche. Yo le conte un poco mis planes, planes que aún no estaban bien definidos, asi que le dije que sólo andaba conociendo y buscando trabajo para la temporada de verano y él medijo que había salido de Bs. As. hasta acá para ver un terreno que quería comprar, entonces a cada ratos, en la ruta, frenaba y sacaba algunas fotos de los paisajes, donde algunas de esas bellísimas imágenes se componían por pequeñas tribus de los indios mapuches. Le llevaría las fotos a su mujer que se quedó en Bs. As. para mostrarle un poco la zona del terreno que comprarían, si no recuerdo bien les salía 80.000 pesos. Y yo también aprovechaba y me bajaba a capturar imágenes con mi cámara.
Luego, nos despedimos y nuevamente me encontré sólo sobre la ruta, ya con espacios para poder acampar, pero como aún era temprano seguí haciendo dedo mientras que seguía caminando. Iba por la ruta, en medio de plenas montañas y un silencio natural espectacular, una vegetación que imponía su respeto en el silencio. Pasé al lado de gente trabajando en la ruta, me saludaron y los saludé, y seguí caminando dejando atrás esos hombres trabajando y de nuevo sólo, con sed y un poco de hambre. Decidí parar en una cascadita, donde cargué mi botella de plástico y le di unos buenos tragos al agua fresca de montaña, ¿habrá sido nieve derretida que caía desde la punta de la montaña o simplemente una vertiente?. Allí descanse un poco, y hasta allí ningun auto de los que pasó me levantó. Ya había analizado zonas para acampar por si acaso, pero luego pasó un sheep viejo muy lindo, con un señor que trabajaba en la zona, como peón de un establecimiento turístico metido por una de las tantas montañas. El me levantó y fuimos escuchando música de campo, me comentó de las nevadas de la zona, me recomendó que tenga mucho cuidado, que no sea inútil, que viajar sólo podría ser muy peligroso y más aún en la manera que lo estaba haciendo yo. Su hijo solía hacer lo mismo que yo, pues noté claramente que le hacía recordar a su hijo. El es del norte del país, de Formosa, pero hacía ya varios años que trabaja en la Patagonia Argentina, y su hijo no recuerdo donde se encontraba, pero estaba vivo y coleando.
El hombre me dejó en un bellísimo lago, de los tantos lagos que hay por ese Camino de los 7 Lagos, donde decidí pasar la noche allí para volver a salir el día siguiente. Era casi el mediodía, instale campamento en un gran descampado conocido como camping libre y gratuito del Lago Felkner. Me cociné un rico arroz con palos y trozos de ramas que encontré por la zona que llevaban el fuego a tocar la cacerolita que llevaba conmigo. Luego, pase el resto del día junto con Soma, donde luego de caminar e inspeccionar todo el lugar, el amplio lugar rodeado de montañas aquí y más allá, y aquél tremendo lago azul, brilloso y claro que me hacía pensar mucho en el ser humano y el daño que hacemos con las ciudades, y demás actos crueles sin amor a la naturaleza. En mi inspección del terreno llegué a un lugar muy confortable para mis sentidos, allí conocía una lagartija, aunque ya había visto bastantes, ésta fue la afortunada de sentir mi presencia somática. Pues, al no tener nada para hacer, y estar rodeado de nada más y nada menos que naturaleza patagonica, decidí agasajarla y sacarle fotos. No recuerdo bien cuánto tiempo estuve con ella, pero calculo mas o menos, intentando evitar la exageración, unas 3 o 4 horas. Tanto que hasta quise ser ella y vivir ahí mismo, en ese árbol caído al lado del lago. Al principio mi presencia la perturbó y se escondía o desaparecía entre los huecos de los troncos, pero yo en silencio y sin moverme provocó nuevamente la salidad de la pequeña Elliot, así la bauticé, por que para mí fue única por el momento único. Siento que tuve todo el tiempo del mundo para dedicarlo solamente a la contemplación de un animalito silvestre. Hasta me hizo acordar a la película Avatar, en la que los hombres, o avatares, se conectan con los animales de la selva de una manera distina a como cuando entra el pene del hombre en la vagina de la mujer, pero mas o menos por ahí anda, ese sentimiento de compenetrarse en el otro y ver su interior, el recorrido de su sangre, sus respiraciones constantes; amor, comprensión y demás sentimientos que te activan el cerebro o la lucidéz del estar vivo.
Bajo los rayos del sol, que ingería mi piel constantemente, le sacaba fotos a Elliot desde una distancia considerable para no espantarla, pero a medida que pasaba el tiempo es como que sentía que entre ambos agarrábamos confianza, yo para no asustarla ni molestarla y ella, o él, la verdad es que por su tamaño me daba la idea de que era un macho (Elliot), pero por ser la nomicación "lagartija" femenino prefiero también decirle "ella". Ella comenzaba a ver o notar que mi presencia no era de causarle ningún daño, ni cazador ni malvado, sólo le sacaba fotos y cada vez con menor distancia hasta que llegué a poner la cámara a unos 5 cm o 10 cm de Elliot. Fueron muchas las sensaciones que sentí en esa experiencia maravilloso, que alimento mi alma, la despertó o la sacó de la furia inmunda del sistema capitalista, de los que nos gobiernan, de los que son explotados, de los pobres maltratados por sus gobiernos millonarios, etc. Me animo a decir que esa pequeña lagartija no sólo salía a cazar alguna polilla o mosquita que andaba por ahí, sino que también me daba lecciones de lo que es la vida del ser vivo en general, de lo que es la vida en el planeta tierra fuera los ataques monstruosos del ser humano con toda su contaminación provocada por ejemplo el mismo detalle de fumar cigarrillos lastimándose a uno mismo, por ese maldito invento, que por detrás de todo el dueño de la tabacalera se encuentra... no se como se encuentra, pero ¿qué clase de ser humano es?.
En fin, al caer la noche, volví a cocinarme arroz, encendí mi último cigarrillo del día, agasaje el espectáculo nocturno del cielo un buen rato y me metí en la carpa a dormir, vestido y tapado hasta por las entrañas. Y sí, mi idea es dejar de fumar, y cuántos más como yo estan atrapados por el cigarrillo, por eso: ¿qué clase de ser humano es aquel que se enriquece gastando la salud de sus hermanos que somos, o deberíamos ser como Elliot? simplemente animalitos alimentados por el puto poder maldito y las infecciosas industrias y demás maldades del mundo.
Al día siguiente, cuando el sol comenzó a calentar la carpa y hacer de ella un pequeño hornito por la cantidad de ropa que tenía ensima, comencé a levantar campamento. Una vez todo listo para partir a la ruta nuevamente, me preparé el desayuno: arroz con leche (en polvo) muy dulce, muuuuy dulce que lo tuve que tragar a la fuerza. Pues no fue un invento muy agradable, ya que nunca había hecho ese alimento, pero me iba a dar un poco de fuerzas para seguir andando.
Así llegué a la ruta, lavé mis cosas en una cascada que había y llené mi botella vacía con agua natural fresca!. No hice ni 10 cuadras que me pasó un auto bastante rápido por el lado derecho mío, ya que yo iba de espaldas haciendo dedo, y que al rato vuelve sólo para levantarme a mí. Era un matrimonio, dos médicos del Perú, que se encontraban vacacionando, recorriendo un poco la Patagonia Argentina. Me imaginé que cuando me habían pasado, durante ese breve tiempito que siguieron de largo, habían discutido entre ellos de levantarme o no, y por lo que mas tarde noté, por la simpatía de la mujer conmigo, pensé que había sido ella la responsable de hacer que me levantaran, pues él, que conducía, no era muy amigable, aunque con el pasar de los minutos se iba soltando más y agarrando confianza conmigo, como asi yo también con él. Uno por ahí siente miedo de las demás personas que no conoce, pero al vencer esos miedos y adentrarte a la otra persona, así como hice con la lagartija y como el peruano hizo con este mochilero entre otras cosas, uno comienza a darse cuenta que la gente es buena, a pesar de esa maldición del ser humano que por un lado u otro siempre descarga alguna maldad, inconsciente o conscientemente.
No fue nada del otro mundo, fue una historia más de gente que levanta mochileros a dedo. Me preguntaron de mi vida, de mis planes a futuro, de la vida y me comentaron de ellos mismos más alguna preguntilla mía. Fue un ir y venir, una conversación donde uno se interesaba en la vida del otro. Los dos eran médicos, y recuerdo que ella me decía que tuvo como 10 años para recibirse de médica y que mucho no le gustaba, pero que debía finalizar sus estudios para defenderse económicamente en la vida, sobretodo en Perú donde por aquél entonces todo era muy complicado si no tenías estudios. Ella, intrigada, me preguntaba de mis estudios, de mis planes a futuro, etc:
Peruana:- ¿Tu has estudiado algo?
Yo:- Si, pero no acabé ninguna de las carreras, hice hasta tercero de comunicación audiovisual de cuatro años y hasta primero de Profesional Gastronómico de dos años. Ambas fueron abandonadas por motivos de viaje, y la segunda fue estudiada por el mismo motivo de viajar, para tener salidas laboral en cualquier parte del mundo, ya que todos nos alimentamos, ¿no?
Peruana:- ahh, claro claro... Entonces tu te encuentras bien digamos, no tienes problemas por ejemplo de querer vivir acompañado de una mujer, enamorarte y tener hijos, más deberías para ello tener fondos económicos interesantes, para la educación de tus hijos, para el mantenimiento de sus vidas, para esto y aquello pues... digamnos, tu estas bien, te sientes feliz con tu vida de viajero soltero... eres de esos viajeros! como el Che Guevara!.- Al compararme con el Che, ríe.
Yo:- Si... yo estoy bien ahora con la vida que llevo, hoy por hoy siento que lo mío es viajar, o internarme en distintas culturas, conocer, aprender, entrar en la gente, a mi todas esas cosas me llenan, la rutina y el no saber que hacer por ahí me cansan un poco o me aburren y entonces tengo días en que mi alma explota y pide a gritos un viaje...- Soy interrumpido por la peruana.
Peruana:- Esta bien, claro, eso se entiende, pero ¿tu no piensas en el futuro? ¿Cómo vas hacer si te enamoras y quieres tener hijos o simplemente te llega un hijo y no tienes fondos económicos para sustentarte? es decir, vas a tener que dejar esa misma alma que te pide a gritos un viaje, en algun trabajo o en dos! vas a tener que trabajar el doble o en trabajos que requieran mucho esfuerzo, pues sin un título todo es muy complicado... yo te digo esto por que en Perú se ve mucho y hasta hay gente que ni siquiera tienen trabajo y no tienen qué comer...
Yo:- Si bueno acá no es muy diferente tampoco, si se van al norte van a ver alguna historia similar, también en las grandes ciudades, los robos que hay y todo eso. Yo igual todavía soy muy joven, soltero y con muchísimas ganas de viajar, eso es lo que me esta tocando ahora. Con el tiempo se irá viendo, tampoco soy un irresponsable y un ciego al futuro, de vez en cuando le hecho un ojo al mañana, pero al hacer esto que estoy haciendo, el dejar todo lo que siempre tuve, familia, amigos, todo, es como que pierdo un poco el miedo al futuro. Esto me llena y me gusta.
Peruana:- Bueno igual acá en Argentina se puede progresar si uno trabaja, en Perú es muy difícil... Igual creo que para lo que tú haces sos de esas personas que se mueven bien solos, que prefieren estar solos y son felices así verdad?
Yo:- mmm no (río un poco) bueno un poco sí, pero creo que como cualquier ser humano siempre hace falta una buena compañia al lado, nose, uno también acepta lo que le va tocando, hay momentos para todo también (río simpáticamente)...
Y al instante la conversación se interrumpe por el Peruano que venía conduciendo al tanto de la conversación y nos dice que vamos a parar un rato en un lago. Allí, había un rancho muy rústico característico de los Mapuches, donde vendían como para tomar la merienda o alguna picada, con elaboraciones propias de ahí. Me invitaron una rica picada y un café, nos sacamos unas fotos y luego de un rato partimos rumbo a Villa La Angostura por un buen tramo de ripio. De ahí en más, la charla ya fue en torno a los paisajes y algunas pequeñas discusiones huevonas que se hacían entre ellos, como la devolución del carro alquilado, la hora de salida que tenían para el día siguiente, etc. Yo iba en silencio, pensando un poco en la charla anterior que había tenido con la señora, por lo que me faltó agregar que ellas me había demostrado que se sentía un poco arrepentida por su elección de vida como médica, pero que si no fuese por ello no podría haber charlado conmigo en la Patagonia Argentina, ya que no hubiese podido venir, por ejemplo. Además, también formaron parte de mis pensamientos Villa La Angostura misma, cómo sería mi llegada, adónde iría al llegar, cómo sería esa calle de 5 cuadras sin nada que me había mencionado el hombre del restaurante en mi última entrevista en San Martín de los Andes.
Cuando llegamos a Villa La Angostura (VLA), me dejan al lado de información turística, para yo averiguar los campings de la zona, y me dajan sus datos del Perú para que vaya a visitarlos por si alguna vez llego a pasar por allí, que no recuerdo bien donde o qé parte de Perú era, sí que era sobre el mar, pero por ahí tengo el papelito guardado. Nos despedimos con un abrazo y un beso.
1 abr 2011
Hasta San Martín de los Andes.
El 8 de diciembre de 2010, fue el día que agarré mi mochila al hombro y en ella un poco de ropa junto con mis artesanias de macramé, que aprendí hacer alguna vez en un viaje realizado por centro-américa para poder seguir andando; la carpa y las ganas de nuevos horizontes.
Así fue que decidí partir hacia la Patagonia Argentina, luego de tantas idas y vueltas en mi ciudad natal, buscando la manera de volver a partir, como hice aquella vez que anduve por centro-américa y que me despertó las ansias de viajar, por lo que de a poco fui descubriendo que la vida ya es por sí misma un viaje, así como uno llega y se va.
Mi primer destino, desde la terminal de omnibus de Córdoba, fue San Rafael de Mendoza, allí me subí a otro colectivo que me llevó a Malargue, un pueblo cercano al famoso centro de ski Las Leñas. Me encontre con un amigo, amistad florecida en junio de 2010 en Las Leñas, al realizar un curso para trabajar en el alquiler central del centro de ski. Me hospedó en la casa de su tía soltera, muy buena gente, y ella me terminó comprando dos pulsera, o una pulsera y un par de aros, ya no recuerdo bien.
Estuve como 2 noches y 3 días o un poco más, en el que pude juntar un poco de dinero, o mejor dicho cubrir los gastos que me ocasionaron los transportes para venir hasta Malargue a visitar a mi amigo "Neiber". También, una noche, en las afueras del pueblo, mi amigo y sus amigos y yo, realizamos un cordero al disco, lo hizo mi amigo Neiber con ayuda del resto, fue un espectáculo en aquel entonces, ya que ahora estoy más cerca del vegetarianismo, ya no recuerdo cuando fue la última vez que comí carne y mi última compra del supermercado vino sin un trozo de carne. Luego, salimos de farra a un bar bailable en el pueblo, donde ya canzado decidí partir sólo hacia la casa de la tía de Neiber, pues no me divertía en ese bar.
La pase lindo en Malargue, me despedí de aquellos seres tranquilos con rumbo a San Rafael de Mendoza nuevamente para tomarme otro colectivo con destino a la ciudad de Neuquén. Sólo de nuevo, sin saber que me iba a encontrar, aunque no iba totalmente sólo, conmigo viajaba el temor, la nostalgia de la soledad, la noche, la oscuridad, el sol, el celular con su radio, que aún hoy persiste en el tiempo y el espacio de mi vida, y demás cosas me acompañaban por los caminos sureños.
No recuerdo qué fecha fue en la que llegué tipo 7 en punto de la mañana a la terminal de la ciudad de Neuquén, debe haber sido el 12 o 13 de diciembre. Allí, me tomé otro colectivo con destino a San Martín de los Andes, hermosa naturaleza patagonica. Recuerdo el frío, el primer impacto de frío que sentí en la patagonia. Estaba sólo, en la terminal pensando en cómo encarar los dos campings accesibles para mis fondos económicos, pero uno de ellos aún estaba cerrado hasta el primero de enero, y el otro quedaba lejos del centro, bien lejos se podría decir. Asique camine un poco por el centro, por la calle principal, por la plaza y decidí volver a la terminal para ver si podía dejar mis cosas allí hasta acomodarme o encontrar un lugar donde dormir, pues el peso de la mochila ya comenzaba a sentirse intolerable (error viajar con mucho peso, pero llevaba mi artesanía). No tuve tiempo de usar el servicio de guardaequipaje que ya me había aparecido un señor ofreciendome el pequeño patiecito de su propiedad privada que contaba con un hostal y 3 cabañas una al lado de la otra, todo muy comprimido. Pues allí instale mi carpa y viví la primer noche en carpa en la Patagonia, frío. Me las arreglé para evitar el frío, simplemente me vestía con casi toda la ropa disponible, con capucha, gorro, 3o 4 remeras, swetercito fino, busito fino, sweter grueso, polar y campera, todo junto conmigo dentro de la bolsa de dormir y arriba de la bolsa toalla de baño. Así pude dormir sin problemas, aunque en principios el frío me golpeaba la naríz, luego fue costumbre y sólo los agujeritos respiratorios quedaban destapados. Al día siguiente lo tomé de manera turística, pues junto con Soma partí a escalar o subir una montaña cortando camino para llegar al mirador, verdaderamente hermoso, saqué un par de fotos, agasaje la naturaleza, pensé un poco, recordé un poco, medité un poco y bajé por el camino apto tranquilo hasta mi carpa. Esa tarde me puse hacer pulseras en el hostal, conocí algunos turistas, de Suiza, Buenos Aires y Estados Unidos, compartí la tarde con ellos, fuimos a un evento tradicional del lugar, donde escuchamos folkclore, comimos unas ricas empanadas y tomamos un rico vino caliente a la naranja.
Debe haber sido ya 16 de diciembre, día que salí con mis currículum vitaes a repartir en todo negocio gastronómico y demás en San Martín de los Andes. También, hablé con un artesano de la plaza, averiguando los precios de venta que utilizaba para sus pulseras, collares y demás, para así yo tener una idea básica en cuánto vender mi arte de hilo, el macramé.
El día siguiente lo dediqué nuevamente a entregar CVs en más negocios gastronómicos, donde en un uno de ellos me dijeron que no contrataban cordobeses. Lo tomé como un chiste, pero en realidad después me quedó la duda de que si era en serio o en joda jajaja.
Todos los dueños, encargados y demás contratistas de empleados, me decían que iban a comenzar a llamar después de las fiestas o recien a princípios de enero, entonces siendo 16 o 17 de diciembre, decidí partir hasta el próximo pueblo turístico llamado Villa La Angostura para seguir buscando trabajo sin perder tiempo y dinero, y eso mismo le explique al dueño de un restaurante en mi última entrevista en San Martín de los Andes, por lo que me contestó que no lo haga, que no me vaya:
- Nooo, no vayas allá, allá sólo tenés una calle de 5 cuadras y nada más, aca cuando suba la temporada tenés trabajo seguro, quedate unos días aguantando y vas a ver cómo te van a empezar a llamar...
Yo no le hice caso, al día siguiente, 18 de diciembre, levanté campamento, mochila al hombro, y encaré la ruta de los 7 lagos caminando, ya sin colectivo.
Así fue que decidí partir hacia la Patagonia Argentina, luego de tantas idas y vueltas en mi ciudad natal, buscando la manera de volver a partir, como hice aquella vez que anduve por centro-américa y que me despertó las ansias de viajar, por lo que de a poco fui descubriendo que la vida ya es por sí misma un viaje, así como uno llega y se va.
Mi primer destino, desde la terminal de omnibus de Córdoba, fue San Rafael de Mendoza, allí me subí a otro colectivo que me llevó a Malargue, un pueblo cercano al famoso centro de ski Las Leñas. Me encontre con un amigo, amistad florecida en junio de 2010 en Las Leñas, al realizar un curso para trabajar en el alquiler central del centro de ski. Me hospedó en la casa de su tía soltera, muy buena gente, y ella me terminó comprando dos pulsera, o una pulsera y un par de aros, ya no recuerdo bien.
Estuve como 2 noches y 3 días o un poco más, en el que pude juntar un poco de dinero, o mejor dicho cubrir los gastos que me ocasionaron los transportes para venir hasta Malargue a visitar a mi amigo "Neiber". También, una noche, en las afueras del pueblo, mi amigo y sus amigos y yo, realizamos un cordero al disco, lo hizo mi amigo Neiber con ayuda del resto, fue un espectáculo en aquel entonces, ya que ahora estoy más cerca del vegetarianismo, ya no recuerdo cuando fue la última vez que comí carne y mi última compra del supermercado vino sin un trozo de carne. Luego, salimos de farra a un bar bailable en el pueblo, donde ya canzado decidí partir sólo hacia la casa de la tía de Neiber, pues no me divertía en ese bar.
La pase lindo en Malargue, me despedí de aquellos seres tranquilos con rumbo a San Rafael de Mendoza nuevamente para tomarme otro colectivo con destino a la ciudad de Neuquén. Sólo de nuevo, sin saber que me iba a encontrar, aunque no iba totalmente sólo, conmigo viajaba el temor, la nostalgia de la soledad, la noche, la oscuridad, el sol, el celular con su radio, que aún hoy persiste en el tiempo y el espacio de mi vida, y demás cosas me acompañaban por los caminos sureños.
No recuerdo qué fecha fue en la que llegué tipo 7 en punto de la mañana a la terminal de la ciudad de Neuquén, debe haber sido el 12 o 13 de diciembre. Allí, me tomé otro colectivo con destino a San Martín de los Andes, hermosa naturaleza patagonica. Recuerdo el frío, el primer impacto de frío que sentí en la patagonia. Estaba sólo, en la terminal pensando en cómo encarar los dos campings accesibles para mis fondos económicos, pero uno de ellos aún estaba cerrado hasta el primero de enero, y el otro quedaba lejos del centro, bien lejos se podría decir. Asique camine un poco por el centro, por la calle principal, por la plaza y decidí volver a la terminal para ver si podía dejar mis cosas allí hasta acomodarme o encontrar un lugar donde dormir, pues el peso de la mochila ya comenzaba a sentirse intolerable (error viajar con mucho peso, pero llevaba mi artesanía). No tuve tiempo de usar el servicio de guardaequipaje que ya me había aparecido un señor ofreciendome el pequeño patiecito de su propiedad privada que contaba con un hostal y 3 cabañas una al lado de la otra, todo muy comprimido. Pues allí instale mi carpa y viví la primer noche en carpa en la Patagonia, frío. Me las arreglé para evitar el frío, simplemente me vestía con casi toda la ropa disponible, con capucha, gorro, 3o 4 remeras, swetercito fino, busito fino, sweter grueso, polar y campera, todo junto conmigo dentro de la bolsa de dormir y arriba de la bolsa toalla de baño. Así pude dormir sin problemas, aunque en principios el frío me golpeaba la naríz, luego fue costumbre y sólo los agujeritos respiratorios quedaban destapados. Al día siguiente lo tomé de manera turística, pues junto con Soma partí a escalar o subir una montaña cortando camino para llegar al mirador, verdaderamente hermoso, saqué un par de fotos, agasaje la naturaleza, pensé un poco, recordé un poco, medité un poco y bajé por el camino apto tranquilo hasta mi carpa. Esa tarde me puse hacer pulseras en el hostal, conocí algunos turistas, de Suiza, Buenos Aires y Estados Unidos, compartí la tarde con ellos, fuimos a un evento tradicional del lugar, donde escuchamos folkclore, comimos unas ricas empanadas y tomamos un rico vino caliente a la naranja.
Debe haber sido ya 16 de diciembre, día que salí con mis currículum vitaes a repartir en todo negocio gastronómico y demás en San Martín de los Andes. También, hablé con un artesano de la plaza, averiguando los precios de venta que utilizaba para sus pulseras, collares y demás, para así yo tener una idea básica en cuánto vender mi arte de hilo, el macramé.
El día siguiente lo dediqué nuevamente a entregar CVs en más negocios gastronómicos, donde en un uno de ellos me dijeron que no contrataban cordobeses. Lo tomé como un chiste, pero en realidad después me quedó la duda de que si era en serio o en joda jajaja.
Todos los dueños, encargados y demás contratistas de empleados, me decían que iban a comenzar a llamar después de las fiestas o recien a princípios de enero, entonces siendo 16 o 17 de diciembre, decidí partir hasta el próximo pueblo turístico llamado Villa La Angostura para seguir buscando trabajo sin perder tiempo y dinero, y eso mismo le explique al dueño de un restaurante en mi última entrevista en San Martín de los Andes, por lo que me contestó que no lo haga, que no me vaya:
- Nooo, no vayas allá, allá sólo tenés una calle de 5 cuadras y nada más, aca cuando suba la temporada tenés trabajo seguro, quedate unos días aguantando y vas a ver cómo te van a empezar a llamar...
Yo no le hice caso, al día siguiente, 18 de diciembre, levanté campamento, mochila al hombro, y encaré la ruta de los 7 lagos caminando, ya sin colectivo.
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